Por: Georgina Treviño González
carmengina@pueblobicicletero.org
Si de derecho a la movilidad vamos a hablar, no hay que traer personas expertas en la materia. Basta preguntar a las infancias ¿cómo te gustaría que fuera tu calle?
Esta pregunta la hicimos el año pasado a estudiantes de cuarto año de primaria. Nos contestaron con dibujos y collages que reflejaban la realidad actual de su calle y cómo quisieran que fuera.
Nosotras íbamos con crudas estadísticas para entrar en contexto: en México los siniestros de tránsito son la primera causa de muerte entre niñas, niños y adolescentes de 5 a 14 años, más del 40% de las personas que mueren en un siniestro vial son peatonas, etcétera. Estadísticas que de tanto escucharlas ya no causan sorpresa y solo reflejan una inacción permanente para cambiar esta realidad.
Pero ellas y ellos le dieron la vuelta y por mucho, nos dejaron claro qué clase de ciudad esperan para vivir mejor: “En la calle que me gustaría, todo es feliz, porque no hay carros, sólo hay bicis, scooters y juegos”, declaraba César. Mía confesó: “No me gusta mi calle actual porque pasan muchos carros y muy rápido, me pueden atropellar”. “En mi cuadra, me gustaría que hubiera niños jugando”, nos dijo Sofía.
Una y otra vez se repetían las ideas: que su cuadra tenga más árboles, que esté más iluminada, que haya más personas caminando y en bicicleta, que haya menos coches y que esté más limpia, que exista un parque cerca de su casa. ¿No es eso lo que proponemos cuando hablamos del derecho a la movilidad y a un medio ambiente sano?
¡Cuánto se necesita escuchar a las infancias! Qué las hace felices, qué es lo que necesitan, cómo se imaginan sus entornos. Ellas nos dan las respuestas de una mejor ciudad, no ésta, la que hemos diseñado por décadas, privilegiando a la velocidad, a la prisa y a los automóviles y olvidándonos de las personas que la cohabitamos.
Y lo mejor, ¡me devolvieron la esperanza! La esperanza de que esta lucha que hacemos desde la sociedad civil para construir ciudades más humanas es para que nuestras infancias y también nosotras contemos con espacios públicos no sólo funcionales, sino también disfrutables y seguros. Me invitan a ver la ciudad como niña otra vez y recuperarla para construir una sociedad más amable.
Ahí están los consejos para quienes toman las decisiones en esta metrópoli, es la dirección correcta: construir la ciudad para dignificar a todas las personas que en ella vivimos, principalmente nuestras niñas y niños. Sólo es necesario preguntarles y tendremos la respuesta en nuestras manos.
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Esta columna de opinión fue publicada originalmente en ABC Noticias el 18 de marzo de 2022.
