por David Pulido
No es la primera vez que he escuchado la frase, pero que venga de un candidato a la presidencia municipal de Monterrey sí me indignó. El comentario fue bastante claro: tener ciclovías en esta ciudad, es un sueño guajiro.
Esa fue una de las intervenciones que realizó Patricio Zambrano (Juntos Haremos Historia), el pasado miércoles 20 de junio en el Jardín Jacarandas de la U-ERRE, durante el conversatorio organizado por la plataforma Cómo Vamos Nuevo León.
Sí, entiendo que muchas personas consideran que es una fantasía poder transportarse en bicicleta en esta ciudad y, sin embargo, todo los días se realizan cuando menos 40 mil viajes en bicicleta en el Área Metropolitana de Monterrey (AMM), según la última encuesta Origen-Destino que realizó el gobierno del Estado, lo que representa un 0.5 por ciento de los viajes diarios en la ciudad. Eso es un hecho.
¿Por qué creemos que es un sueño lo que de hecho ocurre? La invisibilización de las y los ciclistas no sólo está relacionada con la ignorancia, como la manifiesta Zambrano, sino también con la discriminación y la exclusión hacia este grupo vulnerable de usuarios de la calle.
La realidad que se resisten a aceptar es que el Área Metropolitana de Monterrey tiene el potencial de convertirse en una ciudad ciclista. Podríamos lograr en un año que el 2.91 por ciento del total de los viajes en la ciudad se realicen en bicicleta e incluso, a largo plazo, que llegue a ser un 5 por ciento del total de los viajes.
Estas son las principales conclusiones del Plan de Movilidad en Bicicleta para el Área Metropolitana de Monterrey (BICIPLAN), un instrumento de planeación que proporciona el sustento técnico, institucional, jurídico, económico, financiero y ciudadano para afirmar que la bicicleta sí se puede posicionar como un modo de transporte consolidado en el AMM.
Dicho estudio fue realizado en 2014 por la empresa IDOM e impulsado por el Gobierno del Estado de Nuevo León, en colaboración con la SEDATU y Banco Mundial.
El BICIPLAN confirma que podemos hacer de Monterrey una ciudad más ciclista si invertimos en la gestión global de un programa de capacitación, programas de promoción y cultura, una red de infraestructura (alrededor de 150km de ciclovías) y servicios ciclistas (biciestacionamientos y sistema de bicicleta pública), mejoras en el marco regulatorio y políticas de desarrollo urbano y movilidad sostenibles.
Lo que necesitamos es voluntad y eficiencia política, y parte de ello es la inversión presupuestal. Se calcula que implementar el BICIPLAN costaría alrededor de 380 millones de pesos (a implementar en 5 años), el equivalente a un par o tres puentes o pasos a desnivel vehiculares.
Sueño guajiro no es. La fantasía es seguir creyendo que la calle seguirá siendo sólo para el automóvil.
