Según un estudio danés dado a conocer en noviembre de 2012, caminar o pedalear a la escuela incrementa la habilidad de niñas y niños para concentrarse en el salón de clases
Niñxs se dirigen en bicicleta a su escuela en uno de los suburbios pobres de Cancún. Foto: El Siglo de Torreón
Lxs niñxs que eran llevados en automóvil a la escuela, o que tomaban el transporte público, tuvieron niveles de desempeño más bajos en pruebas de concentración que lxs menores que caminan o pedalean, de acuerdo con el estudio realizando en conjunto por investigadores de las universidades de Copenhagen y de Aarhus.
Niels Egelund, de la Universidad Aarhus en Dinamarca y quien condujo el estudio, mencionó a la AFP lo sorprendido que estaba al ser el efecto del ejercicio más duradero que el de la dieta.
«El ejercicio que uno utiliza para transportarse a sí mismo a la escuela se ve reflejado en el nivel de concentración que uno tiene cuatros horas más tarde», dijo para la agencia AFP el coautor del reporte Niels Engelund.
El estudio formó parte del Mass Experiment 2012 (Experimento Masivo), un proyecto danés realizado durante la Semana Nacional de Ciencia Danesa, que buscó los vínculos entre concentración, dieta y ejercicio.
«Los resultados mostraron que desayunar y comer tiene un impacto, pero muy poco comparable con haber hecho ejercicio», dijo Egelund.
«Como un estudiante de tercer grado, si tú te ejercitas o pedaleas para ir a la escuela, tu habilidad para concentrarse se incrementa al equivalente de alguien que estudia medio año de estudios más adelante», añadió el investigador.
Niñxs en Quito, Ecuador, se preparan para ir en Bici Bus a la escuela. Foto: elcomercio.com
En la entrevista realizada a 19 mil 527 pupilos de cinco a 19 años, se les preguntó a los participantes acerca de sus hábitos de ejercicio y se les realizaron pruebas básicas para medir sus niveles de concentración
«La mayoría de la gente conoce el sentimiento de estar renovado después de haber hecho ejercicio, pero es sorprendente que el efecto dura tanto tiempo», explicó Egelund.
En otro artículo, Egelund habla sobre la conexión entre el movimiento de nuestros cuerpos y la mente:
“Creo que muy en el fondo que natural y originalmente nosotros no fuimos diseñados para estar quietos,” dijo Egelund. “Aprendemos a través de nuestra cabeza y moviéndonos. Algo paso dentro del cuerpo cuando nos movemos, y esto nos permite después estar mejor equipados para trabajar el lado cognitivo».
En las ciudades mexicanas muchos padres y madres llevan a sus hijos a la escuela en auto porque caminar o pedalear en las calles diseñadas exclusivamente para el auto hacen que el viaje sea peligrosamente prohibitivo para cualquiera, especialmente para los niños. Pero muchos otros padres y madres los llevan en auto porque es más «fácil» o «cómodo», aunque la escuela esté realmente cerca, fomentando así la cultura del sedentarismo y los viajes cortos en auto.
Caminando a la escuela. Foto: Alicia Llanas
En México una política integral para fomentar que las niñas y niños caminen o pedaleen a la escuela podría ayudar a disminuir problemas como la obesidad infantil, la deserción escolar, y el bajo rendimiento académico. Por esa razón es importante vigilar cómo los gobiernos invierten el dinero público. Necesitamos mejor infraestructura urbana para que se pueda caminar y pedalear con seguridad. Actualmente el 70 por ciento del presupuesto federal destinado a mejoras en el transporte se invirtió en infraestructura para el autmóvil, mientras el resto fue para transporte público y -de manera casi simbólica- para la bicicleta y peatones. Sin embargo, sólo el 30 por ciento de la población en México usa automóvil privado. Las cosas están al revés y como ciudadanxs nos corresponde exigir a los gobiernos que nuestro dinero se invierta en calles para todos y todas.
FUENTES
– AFP (23 Nov, 2012)
– ScienceNordic (30 Nov, 2012)
– The Atlantic Cities (5 Feb, 2013)
