Por Abraham Vázquez
(3 septiembre 2013).- En los últimos 20 años, el crecimiento del parque vehicular en la Ciudad ha sido exponencial.
Si en 1991 había un auto por cada 5.7 habitantes, según estimaciones recientes, se calcula que la relación es de un auto por cada 2.2 habitantes en el área metropolitana de Monterrey.
El surgimiento de las cuatro ruedas ha cambiado la cara a la Ciudad. Los automóviles exigen más calles, pero también más gasolineras, más estacionamientos y más infraestructura costosa para los autos, como pasos a desnivel y vías de alta velocidad.
En cambio, sostienen los defensores del ciclismo, la infraestructura para ciclistas y peatones sería mínima: banquetas amplias para unos, programas para permitir el uso de la bici en Metro y camiones, o una red de ciclovías para facilitar los viajes en dos ruedas.
«Andar en bicicleta es liberar espacio público», señaló Jorge Martínez, ingeniero e integrante de distintos colectivos. «Es hacer menos gasto en infraestructura pública, en la calidad del aire».
Más que un cambio radical, los ciclistas buscan un cambio en las políticas públicas que puede ser paulatino y comenzar, por ejemplo, por incluir a los ciclistas en el Reglamento de Tránsito de Monterrey.
A medida que los recorridos individuales, de noche o de día, sean cada vez más seguros y sencillos, habrá más interés en la bici.
«Es importante empezar a crear infraestructura para incentivar su uso», dijo Luis Gómez, uno de los fundadores de Pueblo Bicicletero.
Los integrantes de este colectivo sostienen que no requieren una ciclovía aislada, sino una red que conecte al ciclista con el transporte público.
Aunque el Gobierno del Estado, Monterrey, San Pedro y Santa Catarina han anunciado, por separado, el impulso a las ciclovías, hasta ahora no han materializado ninguna obra.
Aquí puedes ver el video reportaje de Realidad Expuesta «A la escuela en bici: rodando con la familia Tienda Galán en Monterrey, NL»
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