Amenaza guardia del Parque Fundidora con "levantar" a usuario ciclista

Anteriormente había tenido comunicaciones con Carlos Delgado y Regulo Zapata, de Parque Fundidora, quienes amablemente me atendieron. A ellos les describí como las personas que conducen vehículos automotor en el Parque constantemente rebasan los límites de velocidad. Eso, además de otras circunstancias que bajo mi valoración denotaban un pésimo trato a visitantes en Fundidora.

Sobre los temas abordados (vehículos con alta velocidad, regulación para transitar en bicicleta, discriminación en la revisión de bolsos) ambos me comunicaron que un plazo de dos meses esa situación ya no se presentaría, porque iniciaban labores de capacitación de los guardias, tendientes a mejorar la atención al visitante.

El motivo de comunicarme con ustedes es para pedirles que atiendan de manera urgente la circunstancia que aquí les describo.

Hoy por la mañana, circulando en mi bicicleta por la pista a la altura de Centro de las Artes, advertí un guardia conduciendo una motocicleta con una velocidad que notoriamente rebasaba los límites establecidos en el reglamento. Llame su atención para pedirle que redujera su velocidad, y recibí en respuesta una actitud incomprensiva, amenazante, e intimidante.

El guardia me respondió que quien era yo para señalarle sus errores. Al decirle que era un ciudadano en uso de un espacio público, y que advertía una violación al reglamento, reviró diciendo que yo no era nadie para decir que se hacía o no en el Parque. Al advertir que no había posibilidad de dialogo le pedí que me proporcionara su nombre para remitir una queja con Carlos Delgado, responsable de la vigilancia en Fundidora. Esta última persona, en nuestra comunicación personal, me expresó que si se llegara a presentar una circunstancia de mal trato por parte de los guardias, se lo hiciera saber inmediatamente para atender el asunto.

El guardia se negó a darme su nombre, y me dijo que no me podría proporcionar sus datos si yo no me identificaba (el guardia no portaba identificación visible). Le dije mi nombre y también le mostré mi identificación personal, y enseguida le pedí nuevamente su nombre, a lo cual se negó una vez más. En ese instante le tomé una fotografía para enviársela a Carlos Delgado, y de ese modo identificar a la persona que me daba un trato inadecuado y se negaba a identificar.

En ese momento recibí empujones, y amenazas directas.

El guardia me dijo que no sabía lo que estaba haciendo, y que por tomarle una foto, el iba a ver la manera para que saliendo del Parque fuera víctima de un “levantón”. Le exigí que no me amenazara, y el respondió que podía hacer lo que el quisiera. Empezó a hablar por el radio usando claves, y se acerco otro guardia en bicicleta.

Enseguida empecé a enviar un mensaje por mi celular avisando a mi familia de la amenaza, y el guardia trato de impedir con empujones dicha comunicación. Amenazó con quitarme mi celular, porque según el, estaba haciendo actividades prohibidas en el Parque.

Al acercarse otros visitantes de Fundidora, les pedí que me auxiliaran ante las amenazas y agresiones físicas del guardia. Al verse ambos guardias exhibidos en su actitud amenazante y agresiva, le pidieron a los visitantes que se alejaran del sitio, y que no se entrometieran.

Luego con gritos y empujones, el guardia me pidió que saliera del Parque. Ante las amenazas claras, y agresiones físicas recibidas, decidí salir de Fundidora.

Ambos guardias me siguieron a la salida, intimidándome verbalmente. Apresuraban mi salida, diciéndome: “Orale, compa, en chinga pa fuera”. “eres un pendejo si quieres hacer aquí lo que se te antoje”, “Vete al Parque España a querer hacer tus mamadas”.

¿Con que ánimo puede el visitante estar en Fundidora, si al advertir violaciones al reglamento, recibe amenazas, empujones, y advertencias de un “levantón”?

La violencia vigente en nuestra ciudad hasta ahora estaba alejada de Fundidora. Ya no es así, porque sus mismos guardias agreden al visitante si este se atreve a pedir que se respeten reglamentos, y eviten conductas que transgreden el mismo.

¿Con que calidad moral, ya no digamos autoridad formal, pueden pedirle al visitante que respete al reglamento, si los responsables directos de hacerlo cumplir son los primeros en desacatarlo?

Ustedes pueden sentarse en una banca, digamos en el pasillo sombreado que conduce de Cintermex a la pista, y tranquilamente observaran numerosas veces como los guardias manejan a velocidades que rebasan las permitidas en el reglamento.

O por la noche, saliendo de Cineteca o Centro de las Artes, se darán cuenta como vehículos de servicio viajan a velocidades en las que el riesgo de atropellar visitantes o ciclistas es latente.

A esas conductas violatorias del reglamento se añade la intolerancia, amenaza, y agresión de los guardias.

¿Que van a hacer con este guardia, que notoriamente ignora las mínimas nociones de respeto y trato entre las personas?

¿Permitirán que siga trabajando en el Parque, luego de su amenaza de “levantón”?

¿Que responsabilidad tiene o asume el superior jerárquico del guardia agresor en estos hechos?

¿Cuáles son las sanciones?

Como usuario diario del Parque me ha tocado ver que los vehículos de servicio si han disminuido la velocidad cuando conducen. ¿Cuándo se reflejará eso en los guardias? ¿Cuando mejorarán su trato?

Lo más importante para mi integridad personal: ¿Cómo garantizan que no sufriré el advertido “levantón”, de acuerdo a la amenaza del guardia?

Soy un usuario diario del Parque, y por amenazas contra mi integridad y vida, no quiero dejar de visitarlo.

Hacer uso de sus instalaciones, con pleno respeto a sus regulaciones y reglamentos, es un derecho que no quiero dejar de ejercer. Los espacios públicos son de toda la comunidad, y por una persona que no entiende eso, no deberíamos dejar de usar el Parque.

Reitero: ¿Que medidas garantizan para que la amenaza del guardia no se efectúe?

Mando copia de este mensaje a periodistas que les puede interesar la intimidante circunstancia que aquí describo. También a Catalina Teresa de Rivera Díaz, Primera Visitadora General de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Nuevo León, quien ya ha atendido agresiones por oficiales públicos durante la práctica de recorridos en bicicleta, a quien le pido que atienda de oficio las circunstancias que describo en este mensaje.

Les adjunto la imagen del guardia agresor. Aunque no se advierte su rostro, con facilidad puedo identificarlo al tenerlo frente a mi.

Quedo a la espera de su respuesta y comentarios.

Antonio Hernández.

http://toniohernandez.wordpress.com