Me entero que hay una nueva inversión de 295 millones de pesos por parte del municipio para mejorar la movilidad en Monterrey.
Con temor sigo leyendo la nota sólo para confirmar el mal augurio al descubrir que la gran solución es un nuevo paso a desnivel para «agilizar el tránsito».
Así, el municipio promete a las personas que esperan cómodamente sentadas solas en sus autos con el clima encendido y su playlist sonando: «No te preocupes, harás 10 minutos menos a tu casa».
Una nota más capta mi atención: una ciclista ha muerto mientras se trasladaba por la misma avenida en la que construyen el paso a desnivel.
En los siguientes días, se suman otras tres muertes de personas que se desplazaban en bicicleta.
Imprudentes, descuidadas. Como de costumbre, buena parte de la opinión pública local salta a asignarles una avalancha de adjetivos, replicando la misma letanía recitada con las 9 mil 950 personas peatonas y ciclistas que han sido heridas o han muerto en el Estado entre 2015 y 2018, de acuerdo a la estadística del Inegi de accidentes de tránsito terrestre en zonas urbanas.
Esta interpretación aislada y limitada falla en describir el verdadero problema: en Nuevo León padecemos una inmovilidad que mata.
Nuestro Estado tiene el deshonroso primer lugar en hechos viales, es decir, incidentes en los que se ven afectadas personas que se encuentran desplazándose en cualquier medio de transporte.
Con 80 mil 863 hechos viales registrados en la estadística del Inegi para 2018, Nuevo León supera por más del triple a los 25 mil de Jalisco y tiene siete veces más que los 11 mil 656 de Ciudad de México.
Uno de cada cinco hechos viales del País sucede en Nuevo León.
De poco han servido las múltiples actividades de las organizaciones civiles defensoras de derechos de personas peatonas y ciclistas, nuestros Gobiernos municipales siguen inmóviles frente a este riesgo mortal.
El más reciente esfuerzo ignorado es la solicitud #MTYciclovíasYa, presentada por Pueblo Bicicletero ante el Ayuntamiento de Monterrey.
Más de 2 mil personas respaldaron esta petición para que se instalen ciclovías emergentes, buscando reducir el riesgo de contagio en el contexto de la pandemia al adecuar infraestructura adecuada para la movilidad ciclista.
Aunque el Gobierno de Monterrey no ha habilitado ni un metro adicional de ciclovías durante estos meses, sí dejó claras sus prioridades al presentar una app, con costo de 771 mil 600 pesos, hecha para levantar reportes de baches.
La cantidad de ciclistas va en aumento en zonas como Guadalajara, Ciudad de México y León, las cuales llevan más de un lustro adecuando sus calles para hacer más cómodos y seguros los viajes en bicicleta.
Por ejemplo, los viajes de MiBici, el sistema público de préstamo de bicicletas de Guadalajara, incrementaron casi 10 veces al pasar de 470 mil a poco más de 4.5 millones de 2015 a 2019.
En contraste, los municipios metropolitanos de Monterrey siguen dando la espalda a las personas que no nos movemos en carro.
Como reportó EL NORTE el domingo, con datos del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP), mientras que en 2017 la infraestructura para autos acaparó el 56 por ciento del presupuesto de movilidad federal, sólo el 2 por ciento se invirtió en infraestructura ciclista y el 7 por ciento en infraestructura peatonal.
El problema que enfrentamos no se reduce al tiempo de traslado o a la comodidad de los automovilistas. Las inversiones en movilidad tienen impacto directo en la salud y el bienestar de quienes habitamos la Ciudad.
No podemos permitir ni una muerte más de peatones o ciclistas. Esta inmovilidad que mata viene de una omisión grave por parte de nuestros Ayuntamientos y del Gobierno estatal, la cual no podemos seguir tolerando.
Les toca confirmar si permanecen inmóviles ante este escenario o si, por fin, les queda claro que cada peso que se invierte en infraestructura para la bicicleta y la movilidad peatonal puede salvar vidas.
El autor es activista y politólogo, integrante de los colectivos Raíces y El Futuro Florece.
roberto.alms@gmail.com
Columna de opinión publicada el 21 de julio de 2020 en El Norte.
Foto de portada: MiBici
