Bicicletas blancas

Han aparecido en 28 países para conmemorar a ciclistas atropellados y protestar por la poca atención hacia usuarios de transportes alternativos.

08 de mayo de 2014  /  por Yoliztli Ramos      

En una avenida cualquiera de Monterrey cuelga de un poste una bicicleta blanca. Pareciera que en cualquier momento un fantasma podría llegar y descolgarla para irse rodando en ella hacia un destino anónimo.

“Un ciclista fue atropellado aquí”, intenta decir la bicicleta. En algunas ciudades del mundo, cuando una persona muere arrollada por un vehículo, organizaciones locales de ciclistas amarran una bicicleta pintada de blanco en un lugar cercano al accidente (puede ser un poste o un árbol), la llenan de flores y colocan un letrero encima con el nombre de la persona fallecida.

La bicicleta blanca no solo significa luto. También es una señal de indignación por la falta de atención hacia los que pedalean una bicicleta en una ciudad plagada de automóviles.

El diario británico The Guardian mencionó, en un artículo escrito en 2011, que la primera bicicleta blanca (también llamada bicicleta fantasma) se colocó en 2003 en St. Louis, Missouri, Estados Unidos. Según la versión del diario, un hombre pintó de blanco el esqueleto de una bicicleta y lo amarró cerca del lugar donde presenció que un autobús atropellaba a un ciclista.

En Nueva York, la organización GhostBike.org (bicicleta fantasma) contabiliza en un mapa de Google la cantidad aproximada de bicicletas blancas en ciudades de 28 países. El país que reporta más bicicletas fantasma es Estados Unidos, con 116 ciudades. Tan solo en Nueva York se han colgado 116 recordatorios.

Ghost Bike también existe en Londres. Según el diario británico Daily Mail, un hombre llamado Steve Allen comenzó el movimiento. En 2003, un amigo suyo murió atropellado en su bicicleta por un conductor ebrio.

Steve viajó a Estados Unidos y conoció la organización norteamericana. Al volver estableció una sede en su país. 100 bicicletas se han colocado desde entonces en Londres, Oxfordshire, Manchester y Brighton.

En el Distrito Federal, la organización Bicitekas ha colgado 10 bicis blancas y tiene registro de todas ellas en su página de internet. Guadalajara en Bici, otra organización, ha colocado 115.

En Monterrey el traslado para los ciclistas y peatones es tortuoso. La construcción de la ciudad está pensada principalmente para automóviles. No es extraño que un peatón mire frenéticamente a ambos lados antes de cruzar una avenida y aun así deba esquivar los coches por falta de puentes peatonales o cruces bien definidos.

Tampoco es común, como en otras ciudades, que la bicicleta se use como medio de transporte alternativo.

El 10 de junio de 2010, montada en un triciclo amarillo, llegó la primera bicicleta blanca a Monterrey. Después de una rodada que recorrió el centro de la ciudad, Pueblo Bicicletero y otras organizaciones afines colgaron la bicicleta en un poste frente al ayuntamiento del municipio.

Ese día exigieron incluir al ciclista y al peatón en el diseño y la construcción de los proyectos viales y de transporte.

La bicicleta desapareció. No se sabe si fue robada o removida por las autoridades.

Pueblo Bicicletero lleva un registro de los accidentes que involucran automóviles y bicicletas. El primero fue anotado por un miembro de la organización en 1997. Desde entonces revisan los diarios locales y anotan los incidentes en una bitácora.

Hasta 2013 han contado 83 personas que fallecieron o resultaron heridas al desplazarse en bicicleta. La cifra no es exacta ni involucra un método riguroso.

Después de la primera bicicleta blanca, se han colocado dos en Escobedo y una en Monterrey, en el cruce de las calles Aarón Sáenz y Rogelio Cantú.

A menudo las bicicletas que se cuelgan son donadas o rescatadas. La de la calle Aarón Sáenz perteneció a una integrante de Pueblo Bicicletero que sufrió un accidente pero no resultó gravemente herida. Donó su bicicleta abollada para recordar la muerte de un joven atropellado por un autobús.

Leticia Esquer, una de las líderes de la organización, cree que “cosas simples como el alumbrado” ayudarían a disminuir la cantidad de accidentes. Leticia habla de todas las peticiones que han hecho al gobierno para que construya ciclopistas o emprenda una campaña de educación y comunicación para el uso de transportes alternativos.

«Siempre estamos insistiendo y recordando que la ciudad necesita otras formas de traslado. Colocar bicicletas fantasma o tener un registro aproximado de 83 accidentes parece un síntoma de la falta de una planeación vial y el desinterés de una sociedad que ha priorizado el uso del automóvil, dejando a su suerte a quienes utilizan otro medio de transporte».

 FUENTE: Sexenio Nuevo León